Abogados y tecnología

Los abogados que me lean ya saben a qué me puedo estar refiriendo con este título dado que en estas fechas se va a proceder a realizar una serie de cambios en el correo electrónico de los profesionales colegiados. Estos cambios no van a ser de poco calado ya que van a abrir la puerta a un mundo nuevo para un porcentaje importante de abogados que, de alguna manera, interactúan lo menos posible con la tecnología.

Somos, como ya dije en alguna entrada anterior, una profesión que, en algunos aspectos seguimos en la prehistoria y entre nuestras filas se encuentran muchos profesionales que se iniciaron con la máquina de escribir y el papel de calco. En muchos casos, si por ellos fuera, eso no habría cambiado. Pero, los tiempos avanzan y es un hecho incontestable e imparable que la tecnología se encuentra ya en todas las facetas de la vida, no solamente se encuentra como algo accesorio sino que domina el día a día de actividades, servicios, mercados etc.

La Justicia, con inicial mayúscula, y por extensión la Abogacía, también con mayúscula, no pueden perder el paso a esta revolución y en ello estamos. El comienzo de año ha sido convulso y muy movido para los abogados porque se ha implantado el sistema telemático en la Administración de Justicia que conlleva, o tiene como objetivo, el “papel cero”, es decir, todo se debe hacer vía telemática, presentación de escritos, recepción de notificaciones… El sistema conocido como Lexnet, de implantación mayoritaria en todo el país, aunque existen excepciones en territorios que utilizan su propio sistema, funciona, sí funciona, pero está empezando a andar y genera muchos problemas que van surgiendo cada día. Estos problemas se arreglan, si se puede, conforme surgen y lo cierto es que el inicio no está siendo sencillo.

Pero no quiero centrarme en Lexnet ni en sus características, virtudes o fallos, más allá de señalarlo como piedra de toque en todo este mundo tecnológico, no que se nos avecina, sino que ya nos ha engullido.

Retomo el tema inicial, el del nuevo correo electrónico, es un hito importante para la profesión aunque muchos tal vez no se den cuenta. Conviene decir que la identificación de nuestras cuentas no va a cambiar, es decir nuestra dirección de correo será la misma, pero mediante los cambios que se van a hacer en la configuración vamos a ganar en seguridad y podremos, si así lo queremos, introducirnos de lleno en el despacho virtual. Si configuramos el correo como cuenta Exchange, se nos va a dar acceso al despacho en la nube, con utilidades del entorno Windows (Word, Excel, Outlook…), a un Terabyte de capacidad de almacenamiento, con unos servidores que cumplirán la normativa europea de seguridad, agenda contactos y más utilidades como Skype, mensajería etc. Todo lo anterior, como digo en un entorno virtual que facilitará el acceso a nuestros datos desde cualquier lugar y en cualquier momento. El salto de calidad es muy importante y, como he dicho al comienzo, se abre la puerta a un nuevo mundo para muchos profesionales.

Todas estas utilidades y herramientas de gestión no son nuevas, y se encuentran en el mercado hace tiempo, pero con este paso se inicia una “socialización” de las mismas que puede marcar un punto de inflexión en la profesión. Desde luego, de lo que no cabe duda, es de que, sea mediante estos cambios, o sea mediante otras aplicaciones y utilidades, la profesión se está transformando y debemos adaptarnos a este nuevo entorno si no queremos quedarnos fuera de onda.

Por lo anterior, animo a todo el mundo a que no se asuste, que no tenga pereza, que dedique el tiempo que haga falta a realizar los cambios en el correo y a que conozca bien qué es lo que puede obtener para su día a día. Todo el tiempo que dedique a estos menesteres será tiempo bien aprovechado y le acabará por reportar beneficios, eso es indiscutible.

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