La abogacía en tiempos de crisis

Cuántas veces me he cruzado con compañeros por los pasillos de los juzgados o he coincidido con alguno de ellos en salas de espera de notarías y he oido esta frase : «Trabajo, sí, tenemos mucho, pero luego lo difícil es cobrar». Se puede cambiar la forma de decirlo, pero en definitiva el contenido es siempre el mismo, invariablemente.

Realmente, con la que está cayendo, sería injusto que un colectivo como el de los abogados se quejara de las dificultades para cobrar sus servicios. A los profesionales del derecho no nos cuesta dinero llevar a la gente a los tribunales y, lo lógico, es que además nuestras reclamaciones económicas tengan todas las garantías de exito, con lo que eliminamos el factor incertidumbre que tanto nos erosiona a nosotros y nuestros clientes. Por otra parte, para evitarnos posibles problemas futuros, tenemos la posibilidad de girar provisiones de fondos que, normalmente son abonadas sin demasiados problemas.

Otro de los aspectos en los que esta crísis nos ha afectado a los letrados es en el del estudio previo a la hora de interponer demandas. En los tiempos de opulencia prácticamente no se molestaba uno en comprobar la solvencia de la persona, física o jurídica, a la que se tenía que dirigir una demanda. Salvo excepciones, se daba por hecho que habría bienes o dinero con el que responder. Eso sí, tengo la sensación de que los juicios eran más difíciles de ganar, sencillamente la gente no pagaba porque creía, erroneamente o no, que no debía pagar.

Hoy, sin embargo, la gente no paga porque seguramente no puede, con lo que, en muchos casos, por lo menos comparativamente, ni siquiera comparece en juicio.

En fin, a lo que vamos, que resulta necesario hoy día, realizar un estudio de solvencia (Empresas de información mercantil, Registro de la Propiedad, Registro Mercantil, Catastro…..) y buscar hasta debajo de las alfombras para saber de antemano si podremos dar satisfacción a nuestro cliente o éste se tendrá que conformar con enmarcar una bonita sentencia para colgarla en el salón de su casa.

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