Prejuicios sobre la mediación

Sí, soy mediador. Así consta en mi currículum desde hace ya varios años y a pesar del tiempo transcurrido y de las diferentes acciones formativas y publicitarias, cuesta mucho, incluso a mí mismo, considerarme como tal.
La mediación ha venido ganando terreno, al menos intentándolo, a nivel social en los últimos tiempos, lo que en este caso se traduce en que se va conociendo poco a poco por el ciudadano. Saben, los que saben algo, que es una forma de solucionar los conflictos sin pasar por el trago de un juicio, no es mala carta de presentación, pero no es suficiente.

De hecho, los propios abogados muchas veces no sabe en qué consiste la mediación, la frase recurrente al respecto es: “los abogados llevamos toda la vida mediando”, sin embargo esto no es así, y es uno de los prejuicios habituales contra los que tenemos que luchar. El mediador no participa activamente en la resolución de conflictos, no es un negociador, es un guía, un externo, que desde la neutralidad e imparcialidad (Palabras repetidas hasta la saciedad en esta disciplina) ayuda a que las partes resuelvan ellas solas sus conflictos. Esto es todo un arte, el conseguir que dos personas con posturas enfrentadas se pongan de acuerdo y es algo, desde mi experiencia, tremendamente difícil. Ahora bien, el hecho de que las partes resuelvan ellas solas el conflicto hace que los acuerdos tengan mucho más valor, sean satisfactorios y, como consecuencia necesaria, se respeten y se cumplan más. Al fin y al cabo es lo que los implicados han decidido.

Esto, sin duda, suena muy bien, es idílico, pero ya sabemos que la mediación no es ninguna panacea. Para empezar, es obvio que no todos los conflictos son mediables, muchos solamente se pueden resolver en los tribunales, creo además que los asuntos mediables son una minoría. Como dificultad añadida nos encontramos con que, no ya el ciudadano, sino que incluso los propios profesionales del derecho, desconocen en qué consiste esta herramienta, así pues tenemos que son pocos los conflictos que acuden a mediación.

Para intentar mentalizar e introducir en la sociedad este sistema de resolución de conflictos, los tribunales han comenzado a confiar en ella o a utilizarla en ciertos casos. En Navarra los juzgados de familia, de hecho, llevan años derivando asuntos a mediación, igualmente en los juzgados de instrucción se deriva a mediación conflictos en asuntos que, como es lógico, la mediación esté permitida ya que, como es sabido, la mediación en el ámbito penal es limitada.

En fechas recientes se ha establecido un protocolo para asuntos civiles y mercantiles, pero está en una fase muy inicial que todavía no está arrojando resultados visibles.
Arrancar esta maquinaria y, sobre todo, dar a conocer la mediación como algo valioso y útil es un trabajo de muchos años, de mucha constancia y, posiblemente, cuestión de un cambio de mentalidad, como se dice ahora, transversal, empezando por los propios abogados.

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